Con la llegada de la Navidad es común que se sienta nostalgia por el paso del tiempo, tal vez se extrañe a alguna persona que ya no está o que sintamos añoranza de otros momentos.
Para la doctor Ivette Flores, psicóloga de la Dirección de Asistencia Social de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), al crecer y convertirnos en adultos podemos sentirnos tristes y desilusionados por no tener una familia enorme para festejar la Navidad, por no tener el gran banquete, por extrañar a esos seres queridos que nos hacían sentir amados y ya no están físicamente con nosotros.
“Con frecuencia, la nostalgia nos hace sentir que lo que hacemos hoy y quienes somos hoy no es tan bueno como era antes, y que estamos condenados a no volver a serlo. Se nos puede ir la vida pensando en todo lo que ya no es, por-que la realidad es que el pasado no regresa, y tener los ojos fijos en él nos impide ver el presente y, sobre todo, construir el futuro”, apunta.
Para la experta, la nostalgia tiene un ingrediente de tristeza, pero también implica tener en mente esos momentos lindos que tanto disfrutamos.
“¿Qué tal si nos ponemos a pensar un poco en aquellos instantes y nos damos cuenta de lo agradecidos que podemos estar de haberlos vivido, de haber aprovechado a nuestras personas favoritas y haber aprendido tanto de ellas en vida?”, sugiere.
Además apunta que la Navidad puede transformarse y que es nuestra responsabilidad crear nuevos momentos entrañables y de amor con las personas que amamos.
“No es que vayamos a dejar de sentir nostalgia, esta es parte de la vida, de extrañar lo que fue y quienes fuimos, pero sí podemos tomar esa nostalgia para preguntarnos qué queremos hacer diferente, para construir algo nuevo que nos haga sentir cosas lindas”, explica.
Quizá no nos sentiremos como en el pasado, porque ya no somos las personas del pasado, y está bien, de eso se trata la vida: de movernos, de crecer cada día; con esfuerzo podríamos convertirnos en mejores personas, disfrutar nuevas experiencias, cultivar nuevos vínculos, sorprendernos, emocionarnos, ilusionarnos, de nuevo.