Los panes más ricos de México

En México, las temporadas del año no sólo cambian el clima, sino que también modifican los especiales de las panaderías. Especialmente a final de año, los mejores panes van apareciendo en los aparadores, pero la realidad es que no hay nada como un icónico panecito mexicano. 

De los clásicos a los especiales de temporada, aquí hacemos un recorrido por los panes más ricos de México. 

Concha

La historia de este delicioso pan tiene su origen en los franceses, que llegaron a México en el siglo XVII. Comenzaron a abrir panaderías en las que vendían su tradicional pan rebosante de mantequilla, pero al poco tiempo comenzaron a experimentar con ingredientes locales. Los gastrónomos consideran que la concha es una transformación de lo que era el brioche, en la que cambiaron la mantequilla por manteca. Después se agregó la cobertura de azúcar, antes de hornearla, para dejarle las hermosas marcas que la hacen parecer una conchita de mar, aunque no se sabe con certeza quién tuvo esa magnífica idea. 

Este pan se suele acompañar de bebidas calientes, sobre todo café o té, y es típico para la merienda. 

Campechana

A pesar de que su nombre no dice eso, este delicioso pan dulce fue inventado en la Ciudad de México. La historia cuenta que la creadora fue una mujer que tenía una panadería en la capital, pero era oriunda de Campeche y como los vecinos de la colonia no sabían el nombre de la delicia de trigo, mandaban por «el pan de la campechana”. 

Su delicia recae en dos aspectos: al estar hechas con varias capas de hojaldre, este pan está infladito y lleno de sabor, pero no es tan empachador como otros, pues su centro es hueco. Eso, sumado a su deliciosa cobertura de azúcar caramelizada, hace de las campechanas un manjar para toda hora. 

Garibaldi

Este pan es uno de los preferidos por los niños y niñas: ¿cómo no amar una torrecita mantequillosa cubierta de chochitos blancos? Es una deliciosa herencia italiana adaptada a los gustos y tradiciones mexicanos. El creador fue un señor de apellido Laposse –dueño entre otras cosas de las pastelerías El Globo– y lo hizo juntando las técnicas de repostería italiana con ingredientes mexicanos. Le llamó así por su gran admiración por el revolucionario italiano del siglo XIX, Giuseppe Garibaldi. 

Pan de Muerto

La historia de este delicioso pan se remonta a la época de la Conquista. Se dice que el origen fue a raíz de que los españoles vieron los sacrificios humanos que se hacían en la época precolombina, cosa que les pareció tan atroz que sugirieron hacer pan de trigo cubierto de azúcar roja, que simulaba el corazón humano, para que nadie tuviera que perder la vida. 

Desde entonces, esta delicia se ha transformado mucho. Ahora tiene un diseño particular para hacer honor a nuestros difuntos. El círculo al centro del pan simboliza el cráneo y las tiras realzadas son imitación de los huesos que nos conforman. 

A raíz de su popularidad durante octubre y noviembre, para celebrar el Día de Muertos, muchas panaderías y pastelerías han adaptado la receta, así que ahora se puede encontrar una inmensa variedad de versiones de este pan. 

Rosca de Reyes

El origen de este icónico pan, como bien se puede adivinar, es católico. Aunque los ingredientes se han adaptado a México, la tradición llegó desde Europa y cada uno de los elementos que conforman la rosca tiene un significado. 

La forma simboliza el pasaje bíblico del encuentro de los Reyes Magos con el Niño Dios, conocido como Epifanía. Es ovalado o circular porque representa el círculo infinito del amor a Dios. Evoca a los tres Reyes a través de la fruta, y transmite un mensaje de paz, amor y esperanza. 

El famoso muñeco escondido dentro de la rosca simboliza el momento en los que los Reyes Magos no encontraban al niño Jesús porque la estrella se escondía en el firmamento. En la Edad Media, cuando empezó esta tradición, dentro de la rosca se escondía un haba, pero ahora preferimos ponerle un muñequito fácil de encontrar.