Para conmemorar el centenario de la Independencia en 1910, el presidente Porfirio Díaz convocó un concurso internacional, para la realización del proyecto de la sede de las cámaras de diputados y senadores, un edificio suntuoso que sería uno de los más grandes y lujosos Palacios Legislativos del mundo (más de 14,000 metros cuadrados).
El inicio del movimiento revolucionario y el desvío de fondos para combatirlo hizo que la obra del Palacio Legislativo Federal quedara sin recursos. La construcción fue finalmente suspendida en 1912 dejando abandonada su estructura metálica, que quedó expuesta por dos décadas.
El arquitecto Carlos Obregón Santacilia rescató la obra inconclusa de Émile Bénard que tenía un gran valor arquitectónico. Reinterpretó la estructura y los espacios para otorgarles un nuevo significado: El uso de la plaza como espacio público en torno a la conmemoración de una revolución constante.
El Monumento a la Revolución Mexicana se concluyó en 1938. Fue concebido también como un mirador público que permaneció abierto al público durante tres décadas.
Para conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana, el Gobierno de la Ciudad decidió emprender las labores de rescate, recuperación, remodelación y restauración del espacio público, el Museo Nacional de la Revolución y el Monumento a la Revolución.
La totalidad de la Plaza de le República fue remodelada integrando un nuevo acceso al Museo Nacional de la Revolución además de recuperar la posibilidad para el visitante de ascender al Mirador por un elevador panorámico.
Puedes ver este monumento en vivo 24/7 desde nuestra cámara desde el Hotel Casa Blanca
Información y fotos: http://www.mrm.mx/