Originaria de México, la flor de Cempasúchil es uno de los símbolos más importantes de la celebración de Día de Muertos.
Su nombre proviene del náhuatl Cempohualxochitl y significa 20 flores o varias flores.
En la época prehispánica, se asimilaba el color amarillo de esta flor con el sol por lo que se utilizaba en las ofrendas dedicadas en honor a los muertos.
Una de las tradiciones más arraigadas en las ofrendas de Día de Muertos es marcar senderos con las flores desde la entrada de las casas hasta las ofrendas con la finalidad de guiar a las almas hasta los altares.
Esta flor era considerada por los mexicas como un símbolo de la vida y la muerte.
Los botones de la flor pueden alcanzar hasta los cinco centímetros de diámetro y su tallo mide hasta un metro de altura.
Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Puebla y Estado de México son los que cuentan con los cultivos más importantes debido a que tienen las mejores condiciones de suelo y clima para la producción de la flor, la cual inicia solamente después de la época de lluvias.
Actualmente, el Cempasúchil no solo es la flor de las ofrendas, sino que se utiliza como colorante para textiles y como medicamento homeopático.
En la antigüedad se usaba para aminorar el vómito, la indigestión y malestares estomacales, fiebres e incluso en enfermedades respiratorias como tos.
En esta temporada, se convierte, sin duda en la estrella de las decoraciones y de la tradición para honrar a los que ya se fueron.