El tequila es una de las bebidas más importantes en México y representa a la cultura mexicana alrededor del mundo.
Gracias a su calidad y su amplia expansión internacional, durante 2020 tuvo un crecimiento de 6% y alcanzó una producción de 374 millones de litros.
De acuerdo con el Consejo Regulador del Tequila, la norma mexicana detalla que el tequila es, de manera muy técnica:
“Una bebida alcohólica regional obtenida por destilación de mostos preparados directa y originalmente del material extraído de instalaciones de la fábrica de un productor autorizado”.
Se elabora a partir del agave azul, cuyas cabezas se cuecen y se someten a fermentación con levaduras.
Durante este proceso, esta bebida se convierte en un líquido que, de acuerdo con su clase, puede ser incoloro o de un amarillo tenue cuando está añejado.
El nombre «tequila» se adoptó originalmente por la región de la que procede, Tequila, Jalisco, en donde se siembran los agaves de los que se extrae.
Esta bebida espirituosa cuenta con denominación de origen, una certificación que garantiza que sólo puede llamarse tequila el que se elabora en esa zona de México.
El tequila aparece como la bebida distintiva de México en el Tratado de Libre Comercio de 1994 y, desde entonces, su crecimiento ha sido exponencial.
Sin embargo, no todo es bonanza en esta industria. Muchas organizaciones piden atender los efectos devastadores en la crisis climática sobre los agaves.
Advierten que esto podría traer consecuencias negativas para la especie y pidieron monitorear su comportamiento tras sequías y agua.
Ya sea en un caballito, directo de la botella o con una copa, el tequila es una de las estrellas de nuestro país.