Originaria de México, la vainilla es una orquídea que se ha cultivado desde tiempos prehispánicos en la región del norte de Veracruz y algunas zonas colindantes con Puebla.
Esta orquídea produce flores grandes y amarillas con frutos en forma de vainas que se cortan cuando todavía están verdes pero que, tras un complejo proceso, adquieren un color negro o café.
En ese punto, las vainas se pueden procesar para obtener su extracto, mismo que se utiliza para aromatizar y dar sabor a alimentos y bebidas.
Entre los usos que se le dan a la vainilla también se encuentran su incorporación a productos de perfumería, farmacéuticos y cosméticos.
En la región totonaca se le conoce como Xahanat, que significa flor negra y en sus orígenes era mezclada con cacao y ofrecida a nobles y guerreros.
Aunque en el siglo XIX México ocupaba el primer lugar como productor de vainilla en el mundo, actualmente, gracias a los métodos de polinización artificial, en la actualidad ocupa el cuarto lugar de producción mundial.
La vainilla, que originalmente se produce en el municipio de Papantla, en Veracruz, cuenta con denominación de origen y se encuentra protegida debido a su calidad y su sabor.
Además de ser rica y aromática, la vainilla es una importante fuente de vitaminas como B2 y B3, calcio, potasio, sodio, zinc y magnesio.
Se le atribuyen propiedades medicinales puesto que estimula el sistema nervioso central, ayuda a la relajación de los músculos y alivia el estrés, disminuye las inflamación y el dolor.
Suele tener un valor muy alto debido al complejo proceso que lleva su cultivo y preparación.
Generalmente, la mejor manera de utilizarla es consumirla de manera natural, en extracto, cuando se agrega a licuados, aguas, helados, raspados postres o panes para realzar su sabor y dar un toque excepcional.
La vainilla es uno de los productos más valiosos de México por lo que su conservación es indispensable para mantener su legado en el mundo entero.