Los burritos son, probablemente, uno de los platillos que más se asocian con México, especialmente en el extranjero.
Aunque sobre su origen existen diversas teorías, hay poca información fidedigna sobre el surgimiento de este platillo.
Una de las versiones más populares sugiere que su creador, Juan Méndez, lo hizo por necesidad: para mantener la comida caliente mientras vendía en un carrito, envolvió sus guisados en una gran tortilla de harina casera.
Así, por primera vez, a principios de la década de 1900 apareció el burrito, que rápidamente se volvió popular por ser tan rico y práctico.
El nombre de este platillo surgió debido a que los transportaban en carros tirados por burros a donde se vendían y se popularizó.
Uno de los primeros registros que se tiene del uso de la palabra «burrito» data de 1895 y consta en el Diccionario de Mexicanismos, que lo define como una tortilla enrollada con carne u otros ingredientes en el interior.
El platillo evolucionó de manera rápida y, de ser una simple tortilla con relleno de carne, se convirtió en una comida completa al incluir frijoles, carne, queso, verduras y salsas.
Otra de las ventajas que tienen los burritos son sus proporciones, pues aunque muchos se preparan con tortillas de tamaño estándar, también existen de mayores dimensiones.
En Estados Unidos es uno de los platillos más socorridos y, con diversas variedades, California se distingue por su elaboración y consumo de burritos.
En la Unión Americana sobresale el estilo de burrito llamado la Misión que se originó en San Francisco y cuya principal característica es que la tortilla está envuelta en papel aluminio.
No cabe duda que el burrito es una de las joyas de la gastronomía mexicana que encanta a los paladares dentro y fuera de nuestras fronteras.