El pozole es uno de los platillos más emblemáticos de la comida mexicana por lo que es el más frecuente en las mesas mexicanas durante las fiestas patrias.
Su nombre proviene del náhuatl pozolli, cuyo significado es hervido o espumoso y que se refiere a su forma de preparación.
Desde su origen, la base del pozole es el maíz cacahuazintle, una variedad que se caracteriza por su gran tamaño y que, popularmente, se conoce como maíz pozolero.
La preparación se basa en dejar que estos granos de elote estallen, momento en el que, para los mexicas, se convertían en flores blancas.
En un inicio, el pozole se preparaba con fines religiosos y para su elaboración, según cuentan las leyendas, se utilizaba carne humana cuya mejor pieza se ofrecía al tlatoani en señal de agradecimiento y respeto.
Tras la llegada de los españoles, la preparación cambia y se incorpora como proteína el cerdo.
A través del tiempo se han elaborado diversas variantes del pozole que cambian de acuerdo con las regiones del país pero que son igual de ricas.
Se encuentran variantes de este platillo de color verde, blanco o rojo dependiendo de qué mezcla de chiles se utilice y también se le puede agregar pollo o res.
Incluso, de manera reciente se encuentran variantes vegetarianas que se basan en hongos o flores.
Aunque existen debates al respecto, especialistas coinciden en que además de ser rico, el pozole es un alimento saludable debido a que se elabora con maíz, una mezcla de verduras y de carne.
Sin embargo, se recomienda consumir cantidades moderadas prefiriendo el maíz o de preferencia con carne magra.
Las fiestas patrias son el motivo perfecto para disfrutar de este platillo que se ha convertido en un elemento popular en esta época del año.