El pueblo mágico de Chignahuapan, en Puebla, es uno de los lugares con más espíritu navideño de México.
Y es que en este lugar se elabora, durante todo el año, uno de los elementos más tradicionales de esta época: las esferas.
En Chignahuapan, el 80 por ciento de sus habitantes se dedican a la producción de esferas por lo que se ha consolidado como el primer productor a nivel nacional de ellas con más 70 millones de cajas al año.
Existen más de 400 talleres familiares en dicho municipio en los que se elabora esta artesanía.
El origen de las esferas en Chignahuapan se remonta a los años 70, cuando Rafael Méndez Núñez, procedente de Tlalpujahua, Michoacán, compartió con los pobladores del pueblo mágico la técnica de elaboración.
Tras casi medio siglo, la fórmula se ha replicado e inicia con dar forma a las piezas, que generalmente, son tubos de vidrio que se calientan con un soplete y, cuando se encuentran al rojo vivo, se soplan hasta darles un tamaño y grosor específico.
Una vez que se ha dado forma a espera, se pasa al proceso de enfriamiento para dar paso al decorado.
Las personas encargadas del decorado pueden diseñar hasta 5 mil esferas al día.
Debido a que se trata de un proceso completamente artesanal, ninguna esfera es igual a otra.
Una de las características de estas esferas es que cada año se pueden encontrar diseños distintos de acuerdo con los personajes más populares de la televisión, series o caricaturas.
Esta tradición mexicana se ha visto seriamente amenazada por la llegada de esferas desde China pero los artesanos aseguran que confían en que los amantes de la Navidad prefieran productos de alta calidad y creados con amor como los que ellos elaboran.