Uno de los platillos más representativos de la Huasteca es el zacahuil, un tipo de tamal que se prepara desde la época prehispánica y forma parte de la identidad cultural de esta zona del país.
Uno de los lugares más famosos por la elaboración del tamal huasteco es Pánuco, en el norte de Veracruz, donde forma parte del desayuno tradicional de sus habitantes.
El zacahuil está hecho de masa de maíz, chiles secos, manteca y carne de cerdo.
Su nombre proviene del náhuatl, de las voces zacatl, que significa «zacate, pasto o forraje» y wili o wilili, que se refiere a un aro de bejuco con fondo de palma o hilo torcido que se cuelga y se usa para resguardar las sobras de alimentos.
Se trata de un alimento muy popular, presente en las plazas los domingos, así como en fiestas tradicionales, bodas o velorios.
Además, se sirve como una ofrenda durante los momentos más importantes del ciclo agrícola.
Según la tradición, el zacahuil se elabora en una especie de cuna de madera que se cubre de hojas de plátano, de ahí su nombre. Posteriormente, agregan la carne, la masa y los chiles.
Cuando se cierra, queda un enorme envoltorio. Este tamal puede llegar a pesar hasta veinte kilos. Se sirve en pequeñas porciones.
Además de carne de cerdo, se puede incluir a la preparación carne de pollo y condimentar con una mezcla de jitomates asados.
El proceso de cocción es una de las características más importantes del zacahuil ya que se cocina en un horno de piedra durante unas doce horas, lo que le da un sabor único y particular.
Digno representante de las tradiciones y creencias de la zona, el zacahuil es uno de los sabores más originales del país gracias a las características tan particulares que posee.