Zonas arqueológicas, las preferidas para recibir la primavera

Zonas arqueológicas, las preferidas para recibir la primavera. Foto de INAH

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señaló que durante el equinoccio de primavera se contó con una asistencia de 294 mil 488 visitantes a zonas arqueológicas del país. 

Reabiertas bajo el marco de la nueva normalidad, las zonas arqueológicas contaron con operativos de Protección Civil y autoridades de los tres niveles de gobierno. 

Tras dos años de confinamiento por la pandemia de coronavirus, en esta ocasión el semáforo verde en todo el país permitió que los visitantes acudieran a dichos sitios. 

“En todos ellos se observaron los protocolos sanitarios: el uso de cubrebocas, la sana distancia, la toma de temperatura y la aplicación de alcohol gel”, indicó el INAH en un comunicado. 

Respecto a cuáles fueron la zonas arqueológicas más visitadas, se detalló que las que tuvieron más turistas fueron Teotihuacán, con 80 mil 395 visitantes; Chichen Itzá con 27 mil 931; Tula con 19 mil 953; El Tajín con 17 mil 689 y Tulum con 13 mil 940. 

La dependencia recordó que el equinoccio de primavera se registró el domingo 20 de marzo. 

Ese día se triplicó la cifra de personas que recorrieron alguna de las 138 zonas arqueológicas abiertas. 

Pese a la gran cantidad de visitantes, se destacó que la aplicación de protocolos de higiene y sanidad, permitió proteger la salud e integridad de los visitantes y trabajadores. 

Además, los operativos permitieron garantizar la conservación y respeto del patrimonio durante las visitas. 

Localizan el más grande depósito de estrellas de mar en el Templo Mayor

Localizan el más grande depósito de estrellas de mar en el Templo Mayor. Foto de INAH

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó la localización de 164 estrellas de mar en una excavación realizada en el Templo Mayor del Centro Histórico de la Ciudad de México

De acuerdo con la dependencia, se trata del más grande depósito de estrellas de mar descubierto hasta ahora en dichas ruinas. 

La ofrenda se estima que data del año 1500, época de transición entre los reinados de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, representa un caso único de conservación de una de las estrellas de mar que, de manera similar a un fósil, preserva su forma casi intacta, pese el paso del tiempo.

“Esta ofrenda es una de las más grandes que hemos encontrado en el Templo Mayor, por lo que, hasta no explorar los 30 o 40 centímetros de profundidad que creemos nos faltan, es difícil saber su significado”, explica el arqueólogo Miguel Báez Pérez.

El especialista explica que en su cosmovisión, los mexicas relacionaban las estrellas de mar y los jaguares con el cielo nocturno y la noche, siendo este felino una imagen asociada con el dios Tezcatlipoca, en su representación nocturna.

“Buena parte de los pueblos mesoamericanos creían que el origen del mundo se ligaba al mar, por lo tanto, los organismos marinos eran tratados como reliquias. En el caso de los mexicas, su potencia militar les permitió traer miles de objetos marinos y recrear todo un ambiente acuático en la propia Tenochtitlan”, aseguró.

Las estrellas de mar descubiertas en el Templo Mayor han tenido un alto valor investigativo para los expertos de la UNAM, debido a que en la actualidad los equinodermos han reducido su tamaño, tanto por la explotación humana como por el calentamiento global. 

Trabajos en la ofrenda de estrellas de mar. Foto de INAH

La estrella de mar localizada continúa in situ y en las próximas semanas se analizará la forma más conveniente de retirarla en bloque

Esto permitirá conservar el sedimento sobre el cual se encontró, para así mantener su forma y facilitar su estudio científico en laboratorio.