El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó la localización de 164 estrellas de mar en una excavación realizada en el Templo Mayor del Centro Histórico de la Ciudad de México.
De acuerdo con la dependencia, se trata del más grande depósito de estrellas de mar descubierto hasta ahora en dichas ruinas.
La ofrenda se estima que data del año 1500, época de transición entre los reinados de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, representa un caso único de conservación de una de las estrellas de mar que, de manera similar a un fósil, preserva su forma casi intacta, pese el paso del tiempo.
“Esta ofrenda es una de las más grandes que hemos encontrado en el Templo Mayor, por lo que, hasta no explorar los 30 o 40 centímetros de profundidad que creemos nos faltan, es difícil saber su significado”, explica el arqueólogo Miguel Báez Pérez.
El especialista explica que en su cosmovisión, los mexicas relacionaban las estrellas de mar y los jaguares con el cielo nocturno y la noche, siendo este felino una imagen asociada con el dios Tezcatlipoca, en su representación nocturna.
“Buena parte de los pueblos mesoamericanos creían que el origen del mundo se ligaba al mar, por lo tanto, los organismos marinos eran tratados como reliquias. En el caso de los mexicas, su potencia militar les permitió traer miles de objetos marinos y recrear todo un ambiente acuático en la propia Tenochtitlan”, aseguró.
Las estrellas de mar descubiertas en el Templo Mayor han tenido un alto valor investigativo para los expertos de la UNAM, debido a que en la actualidad los equinodermos han reducido su tamaño, tanto por la explotación humana como por el calentamiento global.
La estrella de mar localizada continúa in situ y en las próximas semanas se analizará la forma más conveniente de retirarla en bloque.
Esto permitirá conservar el sedimento sobre el cual se encontró, para así mantener su forma y facilitar su estudio científico en laboratorio.