Restos de carbón dejados por incendios así como el análisis de plantas obtenidas de un claro de bosque de Alemania, revelaron que no fueron los Homo Sapiens, como se creía, sino los neandertales, quienes comenzaron a alterar el ecosistema.
El descubrimiento se realizó en la zona arqueológica de Neumark-Nord, en Alemania, en un área que se cree que formaba parte de un espeso bosque que se extendía desde Países Bajos hasta Polonia.
En dicha zona se compararon las regiones donde habitaron los neandertales con aquellas que no tuvieron este tipo de población.
Las observaciones llevaron a determinar que la zona de Neumark posee una densidad vegetal menor a las zonas aledañas.
El hallazgo, que se sumó al descubrimiento de vestigios de otras actividades humanas como sacrificios de animales con herramientas de piedra y restos de carbón, muestra que el área se vio transformada por la presencia de los homínidos.
Especialistas detallaron que pese a que se sabe que la región contaba con amplios lagos donde coexistían animales como leones, hienas y elefantes con animales que eran usados como ganado, en un periodo relativamente corto esta zona perdió sus características.
Las pruebas permiten señalar que la llegada de los homínidos a la región propició la modificación del ecosistema, principalmente por la acción del fuego.
Es probable que esta especie humana habitaran el lugar por un periodo mayor al de otras regiones gracias a la disponibilidad de agua y refugio y a que se podían obtener grandes animales en las orillas de los vasos lacustres.
Esto explicaría la manera en la que la acción humana pudo haber transformado de manera sobresaliente el entorno natural.
Aunque no se puede descartar la teoría de que el fuego apareció naturalmente en el ecosistema, un estudio previo detalló que el uso del fuego ya se compartía por los homínidos.
Por esa razón, los expertos señalan que no sería sorpresivo el impacto humano en ecosistemas mucho antes de lo que se creía hasta el momento.